5 elefantes los Viernes
Hola amig@s!
Una semana más llegan “5 Elefantes los Viernes” sobre momentos estelares de mujeres fantásticas. Espero que está historia te inspire el fin de semana. ¡Si ves un elefante suelto, ya sabes, al agua patos!
En ocasiones he tenido la oportunidad de presenciar a ciertos seres extraordinarios en acción, se produjeron momentos estelares, generalmente imperceptibles, y por ello mágicos, siempre breves, casi fugaces y que sin embargo detuvieron el tiempo. Esos instantes me causaron tal impresión que permanecen nítidos en mi memoria, me asombraron y los recuerdo con mucho cariño.
Todos ellos tienen una factor en común, sus protagonistas son mujeres, mujeres fantásticas.
Faro de Trafalgar, Cádiz. El agua que se ve a lo lejos es azul turquesa, hoy se encrespa hacía el majestuoso faro, hay viento de levante, es caluroso y barre en rachas la fina arena de playa que se acumula entorno a palos, guijarros y piedras, se forman dunas de dibujos ondulados.
Según se acerca el mar a los arrecifes el azul de la mar se hace más claro, la luz le da un color dorado, aguas transparentes que susurran los secretos de batallas navales, de templos romanos, de las almadrabas fenicias, las corrientes de la riza de trafalagar cargan de una energía extraordinaria a las costas gaditanas de Bárbate y Conil.
Del agua salen y entran windsurfistas y kitesurfistas, sus cometas suben y bajan según el rumbo de navegación. Me llama la atención una windsurfista que vira haciendo traslucahadas prácticamente en la orilla, y con tres arreones a la vela sale de nuevo a toda velocidad hacia el faro. Lo realiza aparentemente sin esfuerzo y con gracia se deja caer de la tabla en un ángulo tal que se permite tocar con la palma de la mano los rizos del mar.
Tiene la piel bronceada por el sol, los hombros redondos y la espalda atlética, hace pensar que podría ser una atleta profesional o una modelo, tal vez las dos cosas. Me sorprende que entre tantos otros que se acercan a la orilla ella es la única que sonríe todo el tiempo, el lugar pertenece a su naturaleza salvaje, disfruta.
Al salir del agua, se cambia el neopreno de manga corta después de quitarse el arnés y dejar la tabla y vela en posición para otra sesión que seguramente haga más tarde. Se pone una sandalias de cuero marrón, unos shorts vaqueros deshilachados y un blusón amplio estampado en colores alegres.
Aunque no es alta parece una modelo, sin duda una criatura especial. Se dirige al chiringuito de madera a pie de playa, es entonces cuando me quedo sin respiración, en sus ojos está el color de la mar azul claro de la orilla y también el turquesa de altamar. Me viene a la cabeza Brooke Shields en la laguna azul, pero sus ojos son mas alegres, salpican energía.
Marina! la llaman y se acerca en una mesa animada de amigos, varios chicos y chicas, es amplia y de madera de 4 patas, en frente de otra joven rubia con el pelo recogido por un pañuelo rojo, un vestido blanco corto y descalza tiene un pie en cima de otro y juega jovial haciendo pequeños hoyos en la arena, luego los tapa y vuelve a empezar.
Tan morena está la belleza rubia, que llama la atención el blanco de la planta de los pies contrastando con su doradas piernas, sus grandes ojos almendrados solamente siguen a Marina y lo hacen con intensidad y ternura.
Son un grupo simpático, se ríen, hacen bromas y comentan entusiasta las anécdotas de la jornada deportiva, se mezclan el acento gaditano y francés en las conversaciones, beben cervezas, llega su comanda, comparten cazón, tomate aliñado, huevas y morrillo de atún a la brasa.
Y de repente sucede el instante mágico, irrepetible y que tuve la suerte de presenciar. Marina se sienta en frente de los pies juguetones, se descalza y alarga la pierna hasta tocar la de su amiga a la altura de la rodilla, baja lentamente hasta los tobillos, luego se sitúa entre los dos pies de esta, se para. La rubia con el pañuelo pirata gira sensual la cabeza, se toca el cuello y se detiene el tiempo. Empiezan a acariciarse con delicadeza pie, muslo y gemelo, con delicadeza y gracia, bailan debajo de la mesa, sonríen, soy testigo y, no respiro. Marina mueve los labios y susurra: te quiero, la rubia pirata responde: te deseo, te amo, Marina sonríe y responde: te deseo.
El camarero interrumpe el bing bang mental que estoy teniendo, y me sirve una nueva copa de manzanilla fina en rama, la miro y bebo, es suave y salada, vuelvo a mirar a las amantes y brindo por ellas, por su amor y por todos los que son y serán.
Estas mujeres fantásticas viven en mí, y las admiro. Salud de nuevo para ellas y para el amor universal en esta semana especial para ellas.
Como siempre ¡gracias por estar ahí! Ya sabes que me puedes contactar en lprieto@madblue.es y través de las redes sociales como LinkedIn o Instagram. ¿Qué punto de arriba es tu favorito? ¿Qué te gustaría que hablara? Me encantaría conocer tus comentarios o sugerencias, ¡avísame si has visto a un elefante suelto!
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